Seres especiales

En el post de hoy quería presentaros a Albert Espinosa, director, guionista, actor y escritor, y que quizás os suene por ser el director y en quien se basó la exitosa serie Pulseras rojas. 
Albert se pasó 10 años de su vida –desde los 12 a los 22- en un hospital; donde le quitaron una pierna, un pulmón y un trozo de hígado en forma de estrella de sheriff. Algo de estrella sí que tiene… un gran sentido del humor y la virtud de quedarse con lo mejor de todo. Sabiendo que detrás de todo lo malo, hay siempre cosas buenas. Porque nada es en vano; cuando perdemos algo, siempre hay una ganancia detrás.
Y para que veáis que no hablo por hablar, ni para que todo sea bonito… En mi caso; yo, Belén, he perdido movilidad y equilibrio en las piernas –por poner un ejemplo, ya que es lo más visible- y por eso en vez de ir andando por el mundo, voy sentada en una silla, donde aguantan mi peso cuatro ruedas. Pero al otro lado de la balanza elijo poner a toda esa gente que he conocido y que me han aportado algo valioso. Yo creo que es un ejemplo muy claro y real.

Entusiasmadamente

<<La palabra entusiasmo proviene del Griego y significa tener un Dios dentro de sí.
La persona entusiasta o entusiasmada era aquella que era tomada por uno de los dioses, guiada por su fuerza y sabiduría, y por ese motivo podría transformar la naturaleza que lo rodea y hacer que ocurrieran cosas.
Sólo las personas entusiastas eran capaces de vencer los desafíos de lo cotidiano.>>

¿Cómo podríamos definir el entusiasmo? Yo cogería mucha ilusión, emoción y optimismo, y lo batiría todo junto. Luego pintaría una gran sonrisa, y listo. Así sería la pócima del entusiasmo.

Saber que se puede

A los que no hayáis leído sus libros o visto sus entrevistas, no sé si sabréis quién es Irene Villa. Aquella niña, de 12 años, con cara de ángel que un jueves de octubre de 1991 cuando iba al colegio con su madre, explotó una bomba, que la banda terrorista ETA les había colocado en el coche. 
Irene perdió las dos piernas y tres dedos de su mano izquierda. Pero no perdió la sonrisa, la ilusión ni la chispita tan bonita que tiene en los ojos.

Durante estos 22 años, Irene no ha parado. Ha estudiado psicología, humanidades y periodismo. Ha escrito tres libros, se ha recorrido medio mundo, ha practicado y practica varios deportes adaptados. Todo eso “con sus piernas de mentira”, como dice ella. Ha ganado muchísimos premios, no sólo en el mundo de la competición en el deporte, sino a nivel personal por su lucha, su superación y su coraje. Porque sonreír ante la adversidad, también tiene premio.
Colabora en radio, es columnista en La Razón, conferenciante, participa en diversos congresos, fundaciones y organizaciones. Es defensora y transmisora de valores.