Cuando la motivación, el querer y el esfuerzo se ponen de acuerdo...

El lunes 10, como de costumbre, me levanté a las 7am. No me hice mucho la remolona y estaba más contenta de lo normal; y no es porque a primera hora iba a tener el temido examen de informática, es porque al terminarlo mi mami y yo nos íbamos directas a Murcia.

Porque en la UCAM (Universidad Católica de Murcia) se daba el máster de neurorehabilitación y mi fisio (Centro Tenea) impartía el Concepto Bobath (terapia neurológica) durante esa semana. De lunes a jueves, de 16:30 a 18 horas, se necesitaban pacientes con daño cerebral donde los alumnos pudieran aplicar todos los conocimientos aprendidos. –Yo que soy una pesada y no puedo estarme quieta, oí campanas y allá fui. Detrás de un gran esfuerzo por parte de mi madre, como siempre, para poder hacer el viaje, que todo saliera bien y yo me encontrara a gusto-

Cada paciente estaba con dos alumn@s, yo estuve con Sonia y Miriam. Sonia era fisioterapeuta y terapeuta ocupacional y Miriam, terapeuta ocupacional. Dos chicas maravillosas y muy divertidas. Lo tenían súper controlado, sabiendo en cada momento lo que hacían, la verdad es que hicieron un trabajo importante –sin hablar del tremendo calor que hacía en ese gimnasio y de que nos pegábamos del sudor como si lleváramos ventosas- y a mí me dejaron nueva.

Este máster lo formaban 20 alumnos, 17 chicas y 3 chicos. Todos ellos con la carrera de Fisioterapia o Terapia Ocupacional, algunos con las dos, aparte de otros estudios, ya que el requisito indispensable era que tuvieran uno de los dos títulos o que estuvieran en condiciones de obtenerlo. Pero todos con mucho entusiasmo, mucha concentración en cada indicación que daba la profesora y con muchísimo interés. Yo estaba alucinando, no había visto nada igual. A pesar del calor y del agobio de tantas horas allí metidos, todos querían aprender y saber con muchas ganas; a diferencia de muchos estudiantes, que nos pasamos las horas mirando la hora y resoplando hasta que se acaba la clase. Daba gusto verles en acción. Gente maravillosa y muy agradable con un gran sentido del humor. Y en un momento tenían la fiesta montada! Yo me partía de la risa y eso que sólo estaba con ellas un ratito antes y otro después de cada tratamiento.

Allí estaba encantada: me fui feliz, estuve feliz y volví triste. Tenía poco, pero lo tenía todo. Mucha ilusión tenía por ir y lo disfruté mucho, me hubiera quedado más tiempo.
Y Murcia, la vi poco, pero la vi, mucho calor, muy rica su gastronomía y encantadora su gente.

“Quien nunca ha cometido un error nunca ha probado algo nuevo”

Albert Einstein

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