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miércoles, 30 de noviembre de 2016

Lo incorrecto



13 de diciembre de 2006, Nueva York. Se elabora la Convención sobre los derechos de las personas con discapacidad. Décimo aniversario. Se publica en el BOE un año después.
Los 3 de diciembre se conmemoran, desde 1992, el Día de las personas con discapacidad.
Y "este año se examinará el estado actual de la Convención como de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y sentar las bases de un futuro inclusivo para las personas con discapacidades.", según afirma Naciones Unidas con el fin de "no dejar a nadie atrás".

50 artículos que parecen extraídos de la declaración universal de los derechos humanos, pero si es así, derechos para un 15% de la población mundial, como si no entráramos en el concepto de humanos, como si nos tuvieran que dar de comer a parte. Es que parece como de risa... Nacho, de 4 años, no hace diferencias, ni distinciones; me atrevo a decir que si de él dependiera no habría convención: "Tiene una compañera de clase en silla de ruedas y algún grado de retraso, pero ellos (los compañeros) la acogen como una niña normal; es más, se dan cuenta de que hay algo especial en ella y hacen por que se sienta integrada, la cuidan y le dan abrazos y la tienen en cuenta en todo momento."
Esto son los artículos más significativos y que más me han gustado:

  • Igualdad y no discriminación
  • Mujeres con discapacidad
  • Niños y niñas con discapacidad
  • Toma de conciencia
  • Accesibilidad
  • Derecho a la vida
  • Acceso a la justicia
  • Protección de la integridad personal
  • Libertad de desplazamiento y nacionalidad
  • Derecho a vivir de forma independiente y a ser incluido en la comunidad
  • Movilidad personal
  • Respeto a la privacidad
  • Respeto del hogar y de la familia
  • Educación
  • Salud
  • Habilitación y rehabilitación
  • Participación en la vida cultural, las actividades recreativas, el esparcimiento y el deporte
Esta semana conmemora la Unidad de atención a la discapacidad de la UV el día internacional, en la Facultad de Psicología; y el lunes 28 tuvimos el honor de abrir la semana, varios alumnos y profesionales de la universidad, con la lectura de esta convención.
Lo repito mucho, pero veo la necesidad: Nadie es intocable. Implícate. Respeta.

Me acabo de engullir las trece páginas de la publicación del convenio, y lo que veo es que por mucha ley que exista no se puede obligar a nadie a cambiar de mentalidad ni hacer que desaparezcan los prejuicios, ni obligar a sensibilizar a la sociedad. Ojalá se pudiera, yo sería la primera en ponerme a dar guantazos... En fila de uno, por favor! (quién se de por aludido, claro). Tampoco he visto denuncias en todos los establecimientos con escalones en lugar de rampa, ni en los servicios donde la silla de ruedas no entra por la puerta, ni en los que los mostradores nos están al mismo nivel que el pecho del usuario de la silla. Hablamos de LEY? Pues pongámonos serios y apliquémosla; sin es ques, ni peros.



miércoles, 2 de noviembre de 2016

Diseccionando la realidad

Cierro Disecciones, diez relatos sobre la enfermedad y me entran unas ganas locas de teclear.
Son diez relatos cortos. Para entender mejor la enfermedad, desde otro punto de vista, desconocido: el del enfermo; muchas veces ignorado, incomprendido, sin tener en cuenta sus necesidades y voluntades.
Diez relatos sobre diez enfermedades distintas cada una de ellas; físicas, psíquicas y sensoriales.

He gozado mucho leyéndolo. Llamadme rara por haber disfrutado con un libro que juega (con el máximo respeto) con la enfermedad. Invito a la gente que lo lea, sin miedo, a grandes y pequeños. Hagamos de la enfermedad un tema sin tabú.
Llegó a mis manos por una de sus autoras, Angélica Pérez, que juega con las palabras, como pocos, cada semana en Al hilo de… Gracias, Oihana Iturbide, por este trabajo tan impecable e hilar tan fino.


Diseccionemos la enfermedad. Igual que muchas otras cosas. Porque también forma parte de la realidad. Nadie está libre, ni directa ni indirectamente. Porque la realidad nos supera, siempre, para bien como para mal. Aprendamos, ayudemos, valoremos. Dejemos de mirarnos el ombligo, el mundo es muy grande.

Soy una friki de la enfermedad (menudo tema para ser friki, no?): de querer saber más sobre cada una de ellas, el origen, la afección, la prevalencia. Sobre todo las que su lesión causal está en el sistema nervioso (que me tiene a la par que enamorada, fascinada). Lo suyo hubiese sido estudiar medicina, de hecho en mi edad del pavo quería ser cardióloga (agárrate: estudiaba con una bata y un ), pero un profesor de biología que venía con la idea de freírnos a todos con suspensos, me quitó la idea. Pero gracias a él he terminado estudiando la enfermedad desde otro punto de vista: el psicológico. Y es que algunas enfermedades tienen su base en las conductas del propio sujeto o en su estado psicológico.
No, no estoy diciendo que el hecho de estar/ser una persona súper happy nos vaya a curar de un cáncer, vaya a hacer que andemos después de una sección completa en la médula o que recuperemos todo lo perdido en una enfermedad degenerativa cuando la medicina no lo ha hecho. Como bien dice este artículo, ¿Una actitud cura? , “Hay algo que todavía se escapa a la ciencia y a la psique.”

Le preguntaron a una profesora de neuropsicología:
-Es cierto que si tienes una actitud positiva, estando enfermo/a de cáncer, hay más posibilidades de recuperarse?
-Hay tantas investigaciones que dicen sí como tantas otras dicen no.

Ojalá sí. Mientras, continuaremos diseccionando la realidad.

Bohemian Rhapsody - Queen

martes, 12 de julio de 2016

Animales y compañía

"Se puede vivir sin perro, pero no merece la pena." Heinz Rühmann

Aún recuerdo como conocí a Persa. No creo que lo olvide nunca. Estábamos a finales de febrero y los cachorritos de Duna tenían un mes, íbamos a conocerlos. Recuerdo que Tales, de la Fundación Acavall, me advirtió: "No cojas a ninguno en brazos nada más llegar porque con ese te quedarás", y me dio una serie de pautas para que eligiera. Yo desoí por completo sus palabras y los fui cogiendo uno a uno entre achuchones; entendedme, eran irresistibles.
Habían 3 hembras y 5 machos (lo único que tenía claro es que quería hembra); no nos decidíamos y al cabo de un largo rato, a la que le rozaba la tripa con el suelo, se quedó dormidita casi debajo del reposapiés de la silla de ruedas; no pude resistirme, la cogí en brazos y dije: "¡¡Me la llevo!!"
Si eso no fue una señal... A Persa no la elegí yo, me eligió ella! Aunque aún me pregunto porqué, porque con la cara de primeriza que tenía...

Puede ser que Persa no sea la perra idónea para ser perra de asistencia (lo que se conoce como perro-de-asistencia, art.3), pero es la perra idónea para mí: cariñosa, disfrutona, tranquila, pícara... No le puedo exigir el oro  y el moro, está claro que si a ella le apetece lo hará y sino, no. Es híper-feliz y con eso me basta.

Siempre he pensado que los humanos podríamos aprender muchas cosas de las personas no-humanas: la  felicidad de las pequeñas cosas, conformarse con poco: con un trocito de verde para correr y un poco de fango para rebozarse, con pan duro...
No tienen por costumbre traicionarse: ellos se huelen el culo nada más conocerse y si se caen bien, ya son amigos forever; si no se gustan, marcan distancias, mirada de  reojo desconfiada, gruñido, y si se vuelven a ver, como si no existieras.

A los humanos nos aterra ver a un perro ladrar, pensamos que con esa boca que abren y las babas que echan, nos van a morder la mano y arrancar el brazo, o ir directamente a la yugular... Pero no, ya se dice que "perro ladrador poco mordedor". A no ser que los adiestres para eso. Una vez me dijeron: Los peligrosos no son los perros, sino sus dueños. A veces creo que los que deberían llevar bozal son ellos, no los canes.

Disfrutarla es todo un placer (escribo esto 24 horas después de que se haya rebozado con lo que le ha salido de las tripas a un amigo suyo; y cruzando los dedos de pies y manos para que no se me abalanzara sobre mí). Y las horas o minutos que le dedico no es tiempo perdido sino invertido. Me decía un humano: Hay que ver el tiempo que perdemos con estos animales (después de una hora de paseo con su hperactivo peludo); yo ese tiempo se lo dedico, lo disfruto más que ella. Creo que hago por ella todo lo que puedo, si pudiera hacer más creedme que lo haría, ella ya lo sabe. 
Días frenéticos en los que llego a la hora de su paseo nocturno y solo me apetece una ducha y sofá... Oigo sus ladridos de emoción al escuchar el timbre y no puedo evitar llevármela. Sería mucho más cómodo abrirle la terraza (y sobretodo, nadie me lo recriminaría!) y que hiciera ahí sus cosas, pero soy de las que creen que los animales tienen sentimientos y derechos.
Hablando de ésto me preguntaba Fani: y te compensa? Yo, con lágrimas en los ojos, le dije: muchísimo.

Adjunto el programa de radio del 13 de junio "El Fémur de los animales y compañía", del que tomo prestado el título para este post. Gracias Fani Grande.

lunes, 25 de enero de 2016

Agujetas en las alas

Anda que no hemos tenido agujetas... Pero agujetas de verdad. De esas que se te meten en un plieguito del alma y que cuesta sacar.
¡Y las veces que hemos tenido que echar a volar con agujetas! Aissssssssssss! Lo que jode en ese momento! (perdón, molesta). Molesta, duele, requiere esfuerzo, constancia, sacrificio, diligencia...
Pero una vez pasado el primer trance más costoso gozamos de ese vuelo maravilloso; vuelo que puede darse después de varios días, semanas, meses de esfuerzo y constancia o incluso años. Y cuanto más costoso sea el trance, más disfrutado será volver a mover las alas.
Y  ahora, más de uno se preguntará: ¿Qué me empuja a mí a mover las alas?, a seguir volando de nuevo? Pues muchas razones, muchísimas. Tener un/a compañero/a que me coge de la mano porque quiere que siga o un compañero más peludo que pone su pata en mi rodilla para que sepa que me quiere, que no estoy solo; o una madre que no se merece que me pase el día maldiciendo y llorando, o un amigo que te  invita a salir para ir a cenar o a comer porque le apetece estar conmigo. O que abres la nevera y la tienes repletita de comida (es más, por ahí al fondo asoma un trocito de turrón de las navidades) o que entras a casa y tienes un radiador/estufa/calefacción esperándote a que lo enciendas y caldearte la casa (si no lo has dejado encendido antes de salir); o que no eres una de las 25 personas que iban en patera hace dos noches y fueron rescatadas en Almería por Salvamento Marítimo, o que no has sido víctima de una infancia desgarradora...
¿Quieres que siga? 

La RAE define Agujetas como... "Molestias dolorosas que pueden sentirse en los músculos algún tiempo después de realizar un esfuerzo no habitual y reiterado."

Cuando digo vuelo-maravilloso me refiero a reponerse de una ruptura sentimental, de la pérdida de alguien amado, de un despido de trabajo, de una discapacidad física temporal, de una discapacidad física degenerativa, del diagnóstico de una enfermedad grave que no sabes si tendrá final feliz o triste, de la noticia de que no vas a poder tener hijos biológicos...
Unos pueden ser de mayor o menor magnitud (y las agujetas durarán y dolerán en consecuencia de eso), unos a ojos de quién los mire pueden parecer tempestades o simple lluvia fina.

Podría hablar de las agujetas físicas, a las que se refiere la RAE (muslos, brazos, abdomen...), que también, pero estas duelen menos y se alivian antes.

Busca tus propias razones y a volarrrrrrr!!! Me da igual que sea alto o bajo, rápido o lento; pero por favor, sobretodo, disfruta del vuelo.

Este post me lo ha inspirado el humorista Dani Rovira, con su maravillosa obra: Agujetas en las alas y 88 razones para seguir volando. Me lo regalaron para mi cumpleaños, hace un par de meses, y lo devoré en una tarde. 88 microcuentos llenos de magia y valores, con sencillos y grandes mensajes pero muy complejos semánticamente y que no muchos (por muy grandes escritores/as) lo podrían escribir. Todos ellos acompañados por las ilustraciones de Mónica de Rivas. Un libro que hace feliz a quién lo lee; ya sea un gran lector o no haya cogido un libro en su vida.


"El miedo nunca ganó a la felicidad. El miedo tan solo era una palabra de cinco letras".

Dani Rovira, Agujetas en las alas (2015)

lunes, 4 de enero de 2016

LLiu(b)res

Cuánto tiempo sin escribir!! Os podéis creer que lo necesitaba? Quería teclear y no encontraba el momento... Llevo semanas sin parar y cuándo me tiro en el sofá...

Y ahora, entre apuntes y trabajos a medias, he plantado mi portátil y los dedos van solos... Así soy yo, y a una semana de empezar exámenes!!
Este 2016 va a ser el año de muchísima gente, bueno y 2016 y 2015 y 2014 y 2013 y... Nuestro año son todos los años!! Quizás porque siempre estamos creciendo, aprendiendo, avanzando... unos a mejor y otros a peor.

Pero lo mejor de todo son los propósitos, este año sí, sí que sí, nos hemos propuesto conseguir el oro y el moro y lo conseguiremos. En enero empezamos a pedir por nuestra boquita (como si el esfuerzo, las ganas y el sacrificio no dependieran de nosotros) y nos plantamos en diciembre y vemos que el año ha pasado volando y no hemos conseguido nada...
 Yo os voy a confesar mi propósito (ésto no es como los deseos, que si los dices no se cumplen) y ha sido después de ver ésto y de quedarme sin palabras un rato: quejarme menos...o al menos por banalidades; este es un PROPÓSITO en mayúsculas porque lo mío me va a costar, tendré que hacer grandes ejercicios de respiración... Pero si no nos costara esfuerzo, qué propósito sería?

Leí, hace unos días, una felicitación de año nuevo de la actriz Silvia Abascal que me encantó, y decía asíPara ti y todos aquellos q te hagan latir; SALUD. Para el resto de privilegios.. ya nos ocupamos nosotros. Pico y pala!! Hale!!! Todo lo que dependa de uno mismo, de cada uno de nosotros, a currárselo!!

También deseaba mi admirada escritora Fani Grande que 2016 fuera el año de la lectura, yo también lo deseo; neuronas que se nutren de bellas historias, historias que ayudan, que llegan al alma y que te hacen reír o llorar... Os dejo la historia que me tiene atrapada ahora ;-)
Hará un par de meses estaba tomando café con dos futuras psicólogas cuando les recomendé leer en los largos trayectos de tren que tenían hasta casa, cuando me dicen las dos a la vez: no me gusta leer. Aisssssss no se cuántos miles de polumbis murieron. No quiero ni pensarlo... En serio que no te gusta? Hay momentos que no (me) apetece para nada, pero esos minutos muertos en el metro o esas tardes de sofá+mantita... De verdad de la buena?
Ojalá hayan, cada vez, más y más gentes (grandes y mayores) a las que les guste leer, pero primero os aconsejo pasearos por estos artículos y seguro que se os encoge un pellizquito :-) 

"Cuando creces..." de Ana I. Bernal Triviño
"Adsum" de Fani Grande
"Las tripas" de Pedro Simón
"¿Qué ha cambiado?" de Màxim Huerta
"Churras, merinas y machismo" de Miguel Lorente
"Bienvenidas" de Ana Pastor
"La niña de la palangana" de Alberto di Lolli
"Acoso escolar" de Sonia Sanz
"Papá Noel" de Fani Grande
"La fractura" de Angéliza Pérez Paredes
"Aviso a navegantes" de Rosa Montero
"La reTransición" de Ricardo F. Colmenero


"El filòleg li regalà una ç i li canvià el dolor per la dolçor"
Amaia Crespo