Páginas

lunes, 14 de abril de 2014

SAME 2014

Tuve la gran fortuna de participar en la SAME (Semana de la Acción Mundial por la Educación), una jornada que ofrecía la Universitat de València el pasado 9 de abril. El lema de este año era SUMEMOS CAPACIDADES. Por el derecho a una educación inclusiva.
Esta jornada aparte de recomendable, era necesaria que se celebrara. Ya va siendo hora de que haya una educación en la que quepamos TODOS, sin que nos excluyan. Porque todos somos discapacitados, porque todos no lo sabemos hacer todo. Ya va siendo hora de que nuestras mentes cambien y así poder luchar todos por lo mismo, nadar hacia el mismo sentido; con diferentes estilos pero hacia la misma dirección.

En la jornada di una ponencia sobre la vida, desde otro punto de vista pero sobre la vida, la superación y el optimismo. Pero no estuve sola: muchos amigos me acompañaron; también dos ponentes más. Mónica Puerto: madre luchadora de una niña albina y presidenta de ALBA (Asociación de Ayuda a personas con Albinismo), dio una ponencia magnífica. Y Ferran Carsí, un maestro de 24 años que estudia Educación Social y padece parálisis cerebral o ataxia cerebelosa, que con mucho sentido del humor nos dio una lección magistral.
Fue una suerte estar, muy agradecida al equipo organizador por confiar en mí.
Fani Grande escribió un precioso post sobre esta jornada:  "Capacidades Diferentes"

Aquí, mi ponencia completa :-)

                         

"El dolor es inevitable... el sufrimiento no"
Piensaciertos

lunes, 7 de abril de 2014

El elefante encadenado

Cuando yo era pequeño me encantaban los circos, y lo que más me gustaba de ellos eran los animales. Me llamaba especialmente la atención el elefante que, como más tarde supe era también el animal preferido de otros niños. Durante la función, la enorme bestia hacía gala de un tamaño, un peso y una fuerza descomunales... Pero después de la actuación y hasta poco antes de volver al escenario, el elefante siempre permanecía atado a una pequeña estaca clavada en el suelo con una cadena que aprisionaba sus patas.

Sin embargo, la estaca era sólo un minúsculo pedazo de madera apenas enterrado unos centímetros en el suelo.Y aunque la madera era gruesa y poderosa, me parecía obvio que un animal capaz de arrancar un árbol de cuajo con su fuerza, podría liberarse con facilidad de la estaca y huir.

El misterio sigue pareciéndome evidente.
¿Qué lo sujeta entonces?
¿Por qué no huye?
Cuando era niño, yo todavía confiaba en la sabiduría de los mayores. Pregunté entonces por el misterio del elefante... Alguno de ellos me explicó que el elefante no huía porque estaba amaestrado.

Hice entonces la pregunta obvia: "Si está amaestrado, ¿por qué lo encadenan?".
No recuerdo haber recibido ninguna respuesta coherente.
Con el tiempo, me olvidé del misterio del elefante y la estaca...
Hace algunos años, descubrí que, por suerte para mí, alguien había




sido lo suficientemente sabio como para encontrar la respuesta:
"El elefante del circo no escapa porque ha estado atado a una estaca parecida desde que era muy, muy pequeño".
Cerré los ojos e imaginé al indefenso elefante recién nacido sujeto a la estaca. Estoy seguro de que, en aquel momento el elefantito empujó, tiró y sudó tratando de soltarse. Y, a pesar de sus esfuerzos, no lo consiguió, porque aquella estaca era demasiado dura para él.
Imaginé que se dormía agotado y al día siguiente lo volvía a intentar, y al otro día y al otro... Hasta que, un día, un día terrible para su historia, el animal aceptó su impotencia y se resignó a su destino.

Ese elefante enorme y poderoso que vemos en el circo no escapa, porque, pobre, cree que no puede.
Tiene grabado el recuerdo de la impotencia que sintió poco después de nacer.
Y lo peor es que jamás se ha vuelto a cuestionar seriamente ese recuerdo.
Jamás, jamás intentó volver a poner a prueba su fuerza.

Todos somos un poco como el elefante del circo: vamos por el mundo atados a cientos de estacas que nos restan libertad.
Vivimos pensando que "no podemos" hacer montones de cosas, simplemente porque una vez, hace tiempo lo intentamos y no lo conseguimos.
Hicimos entonces lo mismo que el elefante, y grabamos en nuestra memoria este mensaje: No puedo,no puedo y nunca podré.

Hemos crecido llevando este mensaje que nos impusimos a nosotros mismos y por eso nunca más volvimos a intentar liberarnos de la estaca.
Cuando, a veces, sentimos los grilletes y hacemos sonar las cadenas,miramos de reojo la estaca y pensamos: "No puedo y nunca podré".

Ésto es lo que te pasa, vives condicionado por el recuerdo de una persona que ya no existe en tí, que no pudo.
Tu única manera de saber si puedes es intentarlo de nuevo poniendo en ello todo tu corazón... ¡¡¡Todo tu corazón!!!.

JORGE BUCAY.


"Saber que se puede, querer que se pueda, quitarse los miedos, sacarlos afuera. Pintarse la cara, color esperanza..."
Color esperanza, Diego Torres