Mi fisio bobath siempre me ha dicho que confíe en mis fémures, que deposite toda la fuerza para mantenerme de pie porque de ellos dependerán mis piernas. Y yo, como buena paciente, le hago caso y, cada vez que me pongo de pie para andar o hacer una transferencia, me concentro en un fémur (sea de la pierna que sea); me lo imagino largo, fuerte, resistente, transmitiendo toda la seguridad necesaria para un cuerpo torpe e inestable. Pero el fémur, como nosotros los humanos, necesita 'aliados' para mantener esa fuerza y seguridad: articulaciones, ligamentos, músculos... Y, a veces, la simple musculatura que rodea al fémur -aunque esté sin fuerzas y fofa- tiene más peso y protagonismo que el hueso rey.
Dice la escritora Fani Grande, que el interior del hueso, la médula ósea (o tuétano), es la parte más melosa, frágil y delicada, y yo creo que esa parte tan sensiblona es la que 'conecta' con mi cerebro y atiende a mis suplicas, concediéndome el privilegio de no caer.
"El fémur es el hueso más, largo, fuerte y voluminoso del cuerpo humano. [...] El tuétano del Fémur, la parte más blanda, vulnerable, pero esencial para la composición ósea." escribió en su libro El Fémur de Eva.
Un libro con un título que da una vuelta de 360º a la famosa 'costilla de Adán' y un contenido que da otra vuelta igual a la realidad. Pero no una vuelta para "maquillar la verdad" -como dice ella-, sino para verla desde diferente punto, conocer la otra perspectiva, siempre con crítica y humor -mucho o poco, dependiendo de la cantidad que demande el tema- pero el adecuado, ni se pasa ni se queda corta. Un libro donde descubrirás que, en la vida, a veces tropezaremos con huesos duros, pero otras con mollita blanda y placentera.
¿Se nota que es mi escritora de cabecera y que yo con ella como, leo y amo? (Fue la creadora de #ComeLeeAma)
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