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viernes, 21 de septiembre de 2012

Educar

Educar es lo mismo
que poner motor a una barca…
hay que medir, pesar, equilibrar…
… y poner todo en marcha.
Para eso,
uno tiene que llevar en el alma              
un poco de marino…
un poco de pirata…
un poco de poeta…
y un kilo y medio de paciencia
concentrada.


Pero es consolador soñar
mientras uno trabaja,
que ese barco, ese niño
irá muy lejos por el agua.
Soñar que ese navío
llevará nuestra carga de palabras
hacia puertos distantes,
hacia islas lejanas.

Soñar que cuando un día
esté durmiendo nuestra propia barca,
en barcos nuevos seguirá
nuestra bandera
enarbolada.


Gabriel Celaya 


Hará cuestión de unos tres años, al terminar el curso, un gran profesor de Lengua y Literatura, que siempre recordaré, nos regaló a cada alumno una cartulina negra con este precioso poema de Gabriel Celaya. Me pareció un detalle muy acertado y ahora, cuando lo saco, me gusta leerlo una y otra vez.

Hoy lo quería compartir con vosotros.

El tema principal es la educación y la enseñanza, pero lo podíamos poner como ejemplo en cualquier labor que desempeñemos en nuestra vida… ¿no os parece?

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